CRÍTICA

 

RAMÓN CASTILLO INOSTROZA, MAGISTER EN ARTES. CURADOR MUSEO NACIONAL DE BELLAS ARTES, SANTIAGO DE CHILE.

 

DOBLE LECTURA SOBRE GABRIELA MISTRAL Y PINTOR GUILLERMO MERIÑO

"CUANDO GABRIELA FUE AUSTRAL"

 

En el diario "El Magallanes", el decreto de nombramiento con fecha 12 de marzo de 1918 informa:..nombra directora a la actual profesora de castellano del Liceo de los Andes a doña Lucila Godoy, habiéndosele autorizado para proponer al gobierno los cambios en el personal y demás medidas de orden interno que estime conveniente para asegurar la buena marcha del establecimiento". Con este decreto en la mano llegó la poetisa a Punta Arenas, ya reconocida en 1914 como Gabriela Mistral (en homenaje al escritor Federico Mistral), con el que dejó atrás sus anteriores seudónimos para concursos literarios o crónicas de diarios: Alma, Alguien o Soledad. Una condición de desamparo que se exaltaba en este "exilio interior" al que era enviada la escritora. Una penalidad de amor y política que ella convirtió en fuente inspiradora para otros, y para sí, en el material para su futuro libro "Desolación", publicado en Nueva York en 1922. "Mirando desde la ventana de su sala de clases o desde los cristales de su pieza de hotel, escribió aquellos versos nolvidables que dan nombre al libro: "Desolación" en el alma y en las calles, impotencia ante el avance de los elementos de la tristeza de una tierra "que no tiene primavera", el largo invierno, la noche inmensa, la soledad que avanza, la quebrazón de las palabras ante lo desconocido: el mundo que se viene encima de su alma atormentada".(Marino Muñoz "Gabriela Mistral en Punta Arenas). Punta Arenas, 1994. p 14

 

Estas fueron las imágenes que Guillermo Meriño consideró para intentar el reencuentro y analogía entre el viaje de Gabriela Mistral y el propio "itinerario" del pintor ocurrido entre Temuco y Punta Arenas. El método utilizado por Meriño tiene que ver con lecturas intensas, con distancias, con itinerancias, y con naufragios emotivos, políticos y poéticos que van entre el muralismo mexicano, la iconografía infantil y el imaginario popular del sur. Como si fueran uniendo una hebra de lana junto a otra (técnica que hacen recuerdo de pinturas anteriores que Meriño desarrollo en Temuco) configura las zonas de color que se yuxtaponen ordenadamente creando volumen y textura. Así, Gabriela Mistral ha sido redituada sobre un muro lateral del mismo Liceo de Niñas "Sara Braun", en el que fue profesora de castellano y directora. Un recuerdo y una "premonición" que las baldosa cerámicas van estructurando desde los pies hasta el vuelo de pájaro que sugieren sus brazos. Desde la orilla costera, las aves reiteran la imagen de elevación, un signo de avance hacia otras orillas, un viaje de embarcación que puede llevar a todos en una misma dirección un océano imponente, móvil y sinuoso que se mimetiza con el paso de grandes peces. Hacia arriba, cuando cae la noche, la Gabriela alada, arbórea desde sus raíces continentales, abre una ventana desde el mismo cielo. Su diestra se curva para repetir la undulación y dinámica presente en toda en toda la composición, mientras sostiene una palmatoria que en su delicada llama se vuelve flamígera, ígnea y, en su dobles simbólico, se convierte en la calidez primaveral de un sol que se abre y se expande inevitablemente hacia el paisaje y la memoria de Punta Arenas.

 

"¿A quién podrá llamar la que hasta aquí ha venido,

si más lejos que ella sólo fueron los muertos?

si tan sólo ellos contemplan un mar callado y yerto

crecer entre sus brazos y los brazos queridos"

(G. M. fragmento de su poema Desolación)

 

Dos años de su permanencia en Punta Arenas fueron mucho castigo para la "desterrada de su patria", comentó el escritor Roque Esteban Scarpa... hasta que por fin el diario "El Magallanes", con fecha 19 de marzo de 1920, anunció su próximo traslado a la ciudad de Temuco.

 

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